viernes, 4 de enero de 2013


Consigna: Digresión. Se trata de una figura retórica de amplificación que tiene el efecto de romper el hilo del discurso con un cambio de tema intencionado.
Basado en hechos reales y dedicado a mi buena amiga Patri Gallart

   
Digresión en Gandesa

      Al salir del restaurante, Patri y Paula se quedaron boquiabiertas. Era sábado, cinco días después de una nevada histórica en Barcelona, y en pleno barrio de Les Corts, a las cuatro de la tarde, un ciclista paseaba por la acera de la calle Gandesa con total parsimonia. Hasta aquí, todo es normal.

      —Paula, ¿has visto a ese tío? —preguntó Patri.
      —No lo he visto, Patri, lo estoy viendo.
      —¡Pero si va en pelota picada!

      El anciano pedaleaba con ritmo sabrosón. Las dos habían oído hablar de un abuelete que circulaba en bicicleta por Barcelona desprovisto de atuendo, pero pensaban que era una leyenda urbana más y, por supuesto, veraniega. Al parecer, se trataba de un hombre que protestaba contra leyes absurdas, como la de multar a alguien por entrar en un establecimiento sin camiseta, pero no hacerlo si ese alguien paseaba desnudo por la ciudad.

      —Luego me dices que se me va la pinza cuando digo que la gente está fatal —apuntó Patri, antes de explotar en una carcajada mutua, que las hizo doblarse de risa.

      Durante la comida habían estado comentando lo difícil que se había puesto encontrar gente «normal», es decir, gente comprometida con su trabajo, preocupada por cultivarse, por crecer por dentro, por cuidar su aspecto, por conservar la unión familiar (aunque sonara pepero), con cierta conciencia social, responsable en sus decisiones y en cómo éstas afectan a su entorno... Según ellas, lo normal ya no era habitual.

      Siguieron con la vista al ciclista nudista y observaron la flaccidez de sus sexagenarios, que no sexis, glúteos. La gente se giraba a su paso y buscaba la cámara oculta.

      —Pues a mí me gusta vivir en una ciudad donde puedes ir en bolas —aseveró Paula.
      —Bueno, pues ahora no me digas que no ponga ese anuncio en Meetic.
      —Pero, ¿qué tiene que ver el abuelo majara con el anuncio que me has comentado?
      —Ay, Paula, pues es acertado: «Sujeto busca predicado para formar oraciones copulativas». De este modo garantizas que sólo los que entiendan estos conceptos responderán a mi anuncio, y te sacas de encima a toda la morralla de iletrados que no saben escribir sin faltas de ortografía.

      Se dirigieron en silencio hacia su cafetería preferida.

      —¿Qué? ¿No dices nada? —se impacientó Patri buscando la mirada de Paula, quien al cabo de unos segundos respondió:
      —Creo que tienes que dejar de ver Sálvame.

      Y ambas volvieron a llenar la calle Gandesa de risas sonoras. 

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