miércoles, 29 de mayo de 2013


Un cuento desde el futuro (relato basado en una noticia) 

El aborto sube un 5% en un año de crisis

118.359 mujeres interrumpieron su embarazo en 2011, primero con ley de plazos

Se dispara entre las mayores de 30

Los expertos apuntan a factores socioeconómicos

·                                 El Gobierno sostiene que un hijo indeseado no daña a la mujer
·                                 La modificación de la ley del aborto aleja a España de Europa
·                                 Pocas intervenciones por anomalías fetales muy graves

El hospital de Bellvitge hace años que está en desuso. Los recortes aplicados en Sanidad entre 2011 y 2020 impidieron la viabilidad de aquel hospital que saluda, tímidamente, a los domingueros que llegan de la playa, a los turistas que aterrizan en la T1 y a los vecinos de aquel barrio deprimido. En 2020 fue privatizado y cedido a un nieto de Jordi Pujol y tras una horrenda gestión, cerró sus puertas en 2026. El edificio, aparentemente abandonado, anida una función que pocos saben.

Allí viven cientos de miles de angelitos y van llegando en tropel. A algunos no les dejaron nacer porque sus madres, que interpretaron que el aborto era un método anticonceptivo, decidieron que era mejor evitar que sus futuros hijos se pudieran convertir en personas de bien. Otros, simplemente, abandonaron su materia humana y se esfumaron, dejando un profundo desconsuelo en sus progenitoras, que les recuerdan todos los días de sus vidas.

En el hospital de Bellvitge estos ángeles se sienten libres, se arropan entre ellos y han convertido el inhóspito lugar en un paraíso clandestino, una torre de babel multirracial e invisible a los ojos de los seres nacidos. La mayoría presentan forma humana, otros son seres deformes, no por ello menos individuos. No obstante, todos se perciben y se quieren y es, de hecho, el amor que se profesan el que los mantiene vivos y no necesitan otro alimento más que ése, al ser su naturaleza prácticamente etérea.

A veces salen del hospital y observan a sus madres. Algunos ángeles no comprenden cómo puede ser que sus progenitoras no se acuerden de ellos y se preguntan cuál fue el verdadero motivo por el que no los quisieron tener. Al fin y al cabo tampoco habían prosperado tanto y las que sí, ¿realmente su nacimiento habría truncado tanto su vida? Otros ángeles sufren cuando sorprenden a sus madres acercándose al pecho una ecografía de algo que no pudo crecer y que ellas no ven, pero que está allí regalándoles un abrazo inasible.


Los ángeles no pueden reproducirse y algún día desaparecerá el edificio malogrado. ¿Adónde irán las almas privadas de vida? Tal vez, y sólo tal vez, al mismo lugar que van los amores truncados, las palabras de amor calladas y las caricias reprimidas. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario