Una frase en Navidad
Lo que más le gusta a la pequeña Rita es
alimentar al Tió con mandarinas, acercar los Reyes al Portal un poquito cada
día y abrir una casilla en su calendario de adviento para comer la chocolatina
que ésta contiene.
Todos los años a partir de la Castanyada , Rita
acumula piñas, ramitas, flores secas, hojas y corchos que encuentra por el
bosque y los guarda en un cesto para disponer un belén siempre mejor que el del
año anterior. Su madre le acerca la caja que contiene todas las figuras y las
va desenvolviendo una a una.
Mientras, Rita cubre
el tablero con arena y piedras y coloca placas de corcho formando un establo. A
continuación, La niña prepara un colchón de hojas
y flores y agujas de pino.>>, la cubre con una tela de algodón y coloca en ella
al Niño Jesús, a su lado a la Virgen María
y a su otro lado, a San José.
Su
madre la mira orgullosa, Rita es una niña detallista, sensible y cuidadosa.
Aparta dos figuras del resto y las tira a la basura.
—Mamá,
¿dónde están el buey y la mula?
—El
Papa ha dicho que no existieron y no hay que ponerlos más.
Pero
Rita había visto dibujos de la
Virgen llegando a Belén subida en una mula y las palabras de
aquel anciano alemán no le convencían. Además, sabía que uno de los cometidos
de aquellos animales era dar calor en la noche fría, así que espera que sus
padres se duerman y hurga en la basura. Allí estaban. Los coloca en el establo
y los esconde bajo un bloque de musgo.
Ahora
el Niño está calentito y la
Virgen no tendrá que caminar. Respira tranquila y se va a
dormir, no sin antes comprobar si el Tió se ha comido la mandarina mientras
esperaba para escabullirse. Efectivamente. Le da un besito al tronco y vuelve a
su cama a dormir.
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