lunes, 4 de agosto de 2014

Nectari



En la calle Valencia se encuentra otro tesoro escondido, de ésos que a las Gourmetferides nos gusta encontrar: Nectari.

Jordi Esteve ostenta una más que merecida estrella Michelín y se nota en todos y cada uno de los pequeños detalles que vamos encontrando nada más entrar.

Sus reducidas dimensiones procuran la atención adecuada y la privacidad imprescindible. De todos modos, lo verdaderamente trascendente sucede en las mesas.  El ambiente es familiar, la madre del chef mima a todos y cada uno de los comensales como si fueran sus sobrinos preferidos.

Optamos por el menú degustación, que cuesta  70 euros, pero vale mucho más. Además, hoy Montse nos honra con su presencia y con sus memorias de Shangai... 

Y sabemos que vale más de lo que cuesta por los entrantes. Nuestra experiencia nos ha demostrado que la calidad de los aperitivos van a marcar la calidad del resto del menú degustación.

Después del chasco en el Enoteca, estamos ansiosas, necesitamos exclamar “UAU!” en, por lo menos, dos de los platos. Ese UAU que significa que volveríamos sólo para volver a probarlos y que el resto de platos se nos pueden olvidar, pero ésos, no.

 
Y el factor UAU se produce con uno de los tres aperitivos: el mejillón con textura de escabeche. No tengo palabras para describir lo buenísimo que estaba. Coincidimos las cuatro en que era fabuloso, incluso Nerea apuntó que podría comer veinte más.













 
Los otros entrantes: verduras deshidratadas, ensalada de altramuces y esqueixada de bacalao.

Llega el primer plato, parece enlatado, es una sardina con caviar de bicho, que pica un poco, pero en su conjunto está muy rico. Allí nos encontramos con Brian y Kerith, amigos de mi jefe, y Kerith está entusiasmada con el sabor de la sardina.











Sardina con caviar de bicho.

¡Sorpresa! Unas galletas Oreo que son falsas: son foie revestido de galleta Orea relleno de manzana caramelizada. ¡Qué ricoooo!





Y luego llega otro plato UAU o tal vez, requeteuau: Gazpacho de bogavante y sorbete de melón. Muy, muy rico. Primero sirven el plato con el sorbete de melón y el bogavante, y luego vierten el gazpacho. ¡Insuperable! Aquí se produce otro unánime UAU.




Llega uno de los platos fuertes: bonito. Muy rico, para mi gusto un pelín crudo, pero se dejó comer a base de bien.



Sorbete de naranja para hacer sitio.




Cordero con patatas bravas cuadraditas. Rico, rico.




Surtido de quesitos: brie con avellanas, idiazábal ahumado con confitura de naranja y queso blanquillo con orejones.



Y llega el postre: paquetito de praliné ¡INSUPERABLE! Con un helado de pera muy rico, pero el paquetito estaba de escándalo.



Detalles que llegan al corazoncito:

Avisamos de que Nerea es celíaca e intolerante a la lactosa y le tenían preparado unos panecillos que según ella estaban deliciosos. Además de un postre muy atractivo.



Al acabar, se acercó nuestro chef y nos dedicó un rato, se interesó por si nos había gustado la cena y Nerea le pidió la receta del escabeche.

Coincidimos con unos amigos de mi jefe, los Overstreet, que nos invitaron a todo a las tres, lo supimos cuando fuimos a pagar.

En resumen, un lugar muy recomendable.






2 comentarios:

  1. SI que comimos bien eh! A ver si encontramos otro sitio tan bueno para el próximo encuentro! xxxxx

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  2. Que et convidin sense saber-ho....això és més que sort!

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