lunes, 7 de julio de 2014

Perder el sentido es fácil en Cinc sentits




Cinc sentits es un tesoro escondido en el Eixample. El nombre del restaurante es acertado, aunque no da fe de todo cuanto acontece sobre sus manteles, porque además de recrear la vista con presentaciones imaginativas, el oído con crujidos insólitos, el tacto con tapillas imposibles de alcanzar con cubiertos, el olfato con olores intensos y el gusto con sabores exquisitos, Cinc sentits hace alarde de un sentido de la elegancia extensible a todos los niveles medibles en restauración: el respeto a la altísima gastronomía, trato atento, decoración del local, interés por el disfrute de los clientes y una lista casi inacabable de parabienes.

La iluminación es tenue, si la visita al restaurante es de día, la sensación de oscuridad al entrar es extraña, pero conforme nuestras pupilas se adaptan al nuevo medio, el comensal percibe que las luces enfocan, principalmente, los platos y, por extensión, a los comensales. Los camareros participan en el show desde un segundo plano, casi en penumbra. Su presencia es constante, las copas siempre están llenas por arte de magia. Pero está claro: la protagonista es la comida. La primera pregunta que hacen es en qué idioma deseamos hablar, por lo visto conocen un amplio abanico de lenguas. A continuación escogemos un menú entre cuatro posibles: de 109€, de 79€, de 59€ y de 49€. Escogemos el de 59€. La ocasión lo merece, porque mi tía Maruja cumple 75 años y me invita generosa y amablemente.



Y empieza el festín: cuatro tapas: crujiente de bacalao (explosión de sabor), pan con romesco (delicioso) , pan con tomate (deshidratado y desmenuzado, muy original) y oliva gordal marinada con ajo y hierbas de Collserola, buenísima.



Y otra tapa de propina: Chupito de jarabe de arce, nata, sabayon de cava y sal de mar. Se toma de un golpe, hasta que se nota la sal en contraste con el jarabe, que está un poco caliente. Una sensación indescriptible y un postgusto largo y delicioso.



Empiezan los platos serios y, para acompañarlos, nos dan a escoger tres tipos diferentes de pan: pan de cereales, pan ahumado de trigo y pan blanco. Está muy bueno y sólo puede mejorar de una manera: con aceite. Podemos escoger: de Les Garrigues y L’Empordà.



Primer plato: pulpo con limón, pimienta bord de Mallorca, ostra y alga. De rechupete.



Segundo plato: Verat (caballa) con manzana congelada (es decir, ralladuras congeladas de manzana verde), apio, zanahoria y crumble de pistachos. Muy gustoso. El pescado en su punto de sabor intenso y de cocción.



Tercer plato (y, a mi gusto, el mejor): Huevo de corral con patatas y anchoa. Impresionante. El huevo estaba poché, con un poco de yema cruda en el centro, lo justo, que mezclada con el puré de patata y el de achoa, estaba de lagrimilla. Una lástima cuando se acabó.


Cuarto plato: Arroz cremoso de bacalao con guisantes y crujiente de miel. El arroz, correcto: ni duro, ni blando; vamos bien.  El bacalao buenísimo y todo mezclado con el crujiente de miel ganó en intensidad y en constraste.



Quinto plato: ya lo decimos los taurófilos: no hay quinto malo. Y éste no iba a ser una excepción. Ternera con chirivía y coliflor. La coliflor estaba crudita y fría, para contrastar con la ternera rebozada, que estaba deliciosa.



Mi tía Maruja, que rezuma glamour y estilo por los cinco sentidos y más allá, me advirtió para entonces de lo ahíta que se encontraba. Entonces llegó el postre.

Plátano en cuatro texturas. Mousse, bizcocho, helado y macerado. A cuál mejor. ¡Qué barbaridad!



 Cada manjar se emplata en una fuente diferente. Todos ellos sorprendentes en forma y fondo. Presentaciones asombrosas y sabores intensos.

Llegan los cafés y hay azúcar para todos los gustos: blanco, moreno, con vainilla y de piedra. 

Y, para acompañar los cafés: tentaciones de pan con chocolate, músico en gelatina y nube de naranja. Todo ello acompañado de una original galleta María.




Galleta María del Cinc Sentits 


Al escoger el menú de 59€ asumimos el riesgo de salir con hambre. Pero no, Cinc Sentits satisfizo todos nuestros sentidos. ¡Repetiremos!  


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