Nectari
En
la calle Valencia se encuentra otro tesoro escondido, de ésos que a las
Gourmetferides nos gusta encontrar: Nectari.
Jordi
Esteve ostenta una más que merecida estrella Michelín y se nota en todos y cada
uno de los pequeños detalles que vamos encontrando nada más entrar.
Sus
reducidas dimensiones procuran la atención adecuada y la privacidad
imprescindible. De todos modos, lo verdaderamente trascendente sucede en las
mesas. El ambiente es familiar, la madre
del chef mima a todos y cada uno de los comensales como si fueran sus sobrinos
preferidos.
Optamos
por el menú degustación, que cuesta 70
euros, pero vale mucho más. Además, hoy Montse nos honra con su presencia y con sus memorias de Shangai...
Y
sabemos que vale más de lo que cuesta por los entrantes. Nuestra experiencia
nos ha demostrado que la calidad de los aperitivos van a marcar la calidad del
resto del menú degustación.
Después
del chasco en el Enoteca, estamos ansiosas, necesitamos exclamar “UAU!” en, por
lo menos, dos de los platos. Ese UAU que significa que volveríamos sólo para
volver a probarlos y que el resto de platos se nos pueden olvidar,
pero ésos, no.
Y
el factor UAU se produce con uno de los tres aperitivos: el mejillón con
textura de escabeche. No tengo palabras para describir lo buenísimo que estaba.
Coincidimos las cuatro en que era fabuloso, incluso Nerea apuntó que podría
comer veinte más.
Los
otros entrantes: verduras deshidratadas, ensalada de altramuces y esqueixada de
bacalao.
Llega
el primer plato, parece enlatado, es una sardina con caviar de bicho, que pica
un poco, pero en su conjunto está muy rico. Allí nos encontramos con Brian y
Kerith, amigos de mi jefe, y Kerith está entusiasmada con el sabor de la
sardina.
Sardina
con caviar de bicho.
¡Sorpresa!
Unas galletas Oreo que son falsas: son foie revestido de galleta Orea relleno
de manzana caramelizada. ¡Qué ricoooo!
Y
luego llega otro plato UAU o tal vez, requeteuau: Gazpacho
de bogavante y sorbete de melón. Muy, muy rico. Primero sirven el plato con el
sorbete de melón y el bogavante, y luego vierten el gazpacho. ¡Insuperable! Aquí
se produce otro unánime UAU.
Llega
uno de los platos fuertes: bonito. Muy rico, para mi gusto un pelín crudo, pero
se dejó comer a base de bien.
Sorbete
de naranja para hacer sitio.
Cordero
con patatas bravas cuadraditas. Rico, rico.
Surtido
de quesitos: brie con avellanas, idiazábal ahumado con confitura de naranja y
queso blanquillo con orejones.
Y
llega el postre: paquetito de praliné ¡INSUPERABLE! Con un helado de pera muy
rico, pero el paquetito estaba de escándalo.
Detalles
que llegan al corazoncito:
Avisamos
de que Nerea es celíaca e intolerante a la lactosa y le tenían preparado unos
panecillos que según ella estaban deliciosos. Además de un postre muy atractivo.
Al
acabar, se acercó nuestro chef y nos dedicó un rato, se interesó por si nos había
gustado la cena y Nerea le pidió la receta del escabeche.
Coincidimos
con unos amigos de mi jefe, los Overstreet, que nos invitaron a todo a las
tres, lo supimos cuando fuimos a pagar.
En
resumen, un lugar muy recomendable.
SI que comimos bien eh! A ver si encontramos otro sitio tan bueno para el próximo encuentro! xxxxx
ResponderEliminarQue et convidin sense saber-ho....això és més que sort!
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