Me gustan los Sanfermines (2014)
Me gustan los
Sanfermines, sobre todo, porque son surrealistas. Compadezco a los que tachan a
estas Fiestas —así: Fiestas, con mayúscula— de horror. Con el debido respeto a
todas las opiniones, las fiestas pamplonesas deberían ser objeto de culto. De
hecho, para algunos de nosotros, lo son. El año pasado las disfruté y escribí
una entrada en este blog que da buena fe de ello. Este año he repetido. In extremis, porque todo parecía apuntar
a que este año no tocaba. Pero sí, al final una amiga se apuntó y nos fuimos
juntas.
Me gustan los Sanfermines
porque todo lo que no está en el programa de fiestas es imprevisible. Apenas
unos metros después de que el taxista iniciara la carrera desde la estación de
tren —convertida en discoteca para la ocasión— hasta el hotel vimos pasar con
parsimonia a un adolescente que lucía el uniforme blanquirrojo coronado por un
casco de peluche en forma de cabeza de vaca. Supe entonces que ya habíamos
llegado a Pamplona.
Me gustan los Sanfermines
porque todo el mundo parece que ha firmado el código del buen humor y todos nos
retroalimentamos de ese buen ambiente que hace que nos olvidemos de todo
durante un tiempo. Son Fiestas para todas las edades.
Me gustan los Sanfermines
porque se come de escándalo. Como en Navarra no se come en ningún sitio. El
chuletón de buey del Mesón Egüés merece capítulo aparte. Lo mismo que la cena
en La Chistera y la comida en El Mercao.
Me gustan los Sanfermines
porque las copas no tienen precios abusivos como en Barcelona. Pagar 7 euros
por un combinado me parece un regalo, cuando el entorno es de semejante
categoría. Las copas ayudan a que el tiempo cunda, porque caminar con un vaso
lleno en la mano obliga a ralentizar el paso y así, despacito, la Fiesta cunde
más.
Me gustan los Sanfermines
porque me hacen sentir joven: participar en el buen humor de los jóvenes, reír
con ellos y de ellos, aguantar hasta casi los claros del día… Participar en el
sentimiento unánime de juventud.
Me gustan los Sanfermines
porque no es posible estar más de tres minutos paseando sin oír una banda de
música. Y porque tocan canciones que nunca pasarán de moda, aunque nos lo
parezca. Y porque cualquier estilo es bueno si se trata de seguir a una banda,
porque si no gusta pronto encontraremos otra que nos guste más.
Los niños les dan los chupetes a los gigantes
Me gustan los Sanfermines
por la puntualidad y extensa variedad de los actos programados. Y por la
participación de los oriundos, que podrían quejarse de ruidos y olores y, sin
embargo, prefieren participar en este teatro que es este pedazo de Fiesta.
Señor con turbante en Jazz Fermín
Me gustan los Sanfermines
porque son lo suficientemente modernos como para tener una aplicación para smartphone que te indica a cada momento
qué está pasando y dónde y porque son lo suficientemente tradicionales como
para hacer concursos de levantamiento de piedras, de txingas y de fardos.
Me gustan tanto los
Sanfermines que perdono que el Gaucho no haga tapas durante esos días. ¡Y eso
ya es decir, porque es el mejor sitio de pintxos del mundo!
Y, sobre todo, me gustan
los Sanfermines porque son fiestas adictivas e imprevisibles que, una vez te
han conquistado, te han hecho suyo para siempre.
A San Fermín pedimos.
Ofrenda floral a San Fermín
No hay comentarios:
Publicar un comentario