Un corazón con recursos
Relato que debe incluir recursos estilísticos como: anáforas, prosopopeyas, asíndeton, metáforas, onomatopeyas, palíndromos, calambur...
He vivido durante
cuarenta años con un ser insensible, mezquino, cruel, vicioso, embustero,
ignorante, racista y xenófobo. Un ser[MJL1] que desprecia abiertamente a
sudamericanos, árabes y gentes de declarado mal vivir como rumanos y gitanos. Un
ser que es la oveja negra de su familia y lo sería de cualquier otra. Su nombre
es Óscar, es comercial y tiene un piquito de oro para vender y para embaucar. He
sido testigo de escenas bochornosas, pero por fin soy libre y puedo hablar.
Empezaré por el principio:
soy un corazón. Sí, sí: un corazón sano y fuerte. Debe ser por mi naturaleza,
porque desde luego mi portador no se ha molestado en cuidarme. Vivía al límite:
hacía ejercicio de manera compulsiva, practicaba deportes de riesgo, fumaba sin
descanso, bebía sin medida, comía cuanto le apetecía, tenía sexo casi a diario
con diferentes mujeres a las que tenía seducidas, pisaba el acelerador hasta
quemar el motor del coche y, de vez en cuando, ponía a prueba su cuerpo mezclando
con drogas todo lo anterior. He estado siempre al pie del cañón, obediente y
disciplinado, bombeando sin parar a sístole y diástole.
¡Qué poco acertado cuando
dicen por ahí «esa persona no tiene
corazón»! No somos nosotros, los corazones, los que incitamos al
comportamiento indecoroso, sino el cerebro. Ese órgano vil, manipulador y
sobrevalorado, ese gran hermano cuya alargada sombra todo lo controla y dirige.
[MJL2]
La cuestión es que incluso
los límites tienen un límite. Un día en el que Óscar iba pasado de todo, se la jugó sólo para
impresionar a una chica, cruzó un semáforo en rojo, chocó con otro coche, dimos
varias vueltas de campana.[MJL3] Como en las películas. Como en las pesadillas. [MJL4] Las dos personas que iban en el coche
contrario y el ligue de turno fallecieron al instante, el gran hermano[MJL5] también y yo duré un poco más. Corazón 1-
Cerebro 0. ¡Ja! ¡Si Óscar hubiera vivido para ver que un médico sudamericano
fue el que consiguió que yo llegara con vida al hospital! Se habría retorcido
de asco.
Una vez en el quirófano todo
fueron prisas.
Prisas [MJL6] coordinadas, no obstante. Entre los bip-bip-bip [MJL7] de las máquinas, las correrías en la ambulancia y por los
pasillos, los enfermeros y médicos en tropel y el rumor de la familia de Óscar[MJL8] , pude entender que podían salvar pocos
órganos del cuerpo, entre ellos a mí, y donarlos a pacientes en lista de
espera. ¡Hay que reconocer
[MJL9] que por fin Óscar iba a servir para algo de
provecho! El resto del cuerpo, junto con el coche, fue al desguace.
Así es como viví unos
minutos en libertad condicional hasta que me encajaron en otro cuerpo. ¡Qué
extraña sensación! Cuando dicen por ahí «es
tan tierno que me ha tocado el corazón», no tienen ni idea de lo que dicen.
¡Es un horror! Que si hay que encajar el ventrículo a la vena, que si la
arteria, que si las aurículas, que si a ver si funcionan bien las válvulas… pues
sí, parece que funciona. ¡Hala, pues a seguir latiendo!
¿Seré inmortal? Si he
sobrevivido a los excesos de Óscar, mal tiene que ir la cosa para no funcionar
en este otro cuerpo. Parece un hombre corpulento, porque me siento holgado. ¡Shhhh[MJL10] ! Silencio, que voy a ver si pillo algo de
la conversación.
—Querido, dicen los
médicos que te pondrás bien.
—Seguro que sí, no siento
ningún cuerpo extraño. ¿Sabes qué? Una vez te di mi corazón y ahora te lo
vuelvo a dar.
¡Ésta sí que es buena!
Estoy en el cuerpo de un hombre que se llama Antonio y su mujer se llama Rodica…
¡y es rumana! ¡Ja, ja, ja, ja! ¡Si Óscar levantara la cabeza! ¡Su corazón es de
una rumana y se lo ha transplantado un médico mexicano! Al acabar la intervención,
el médico le dijo a la enfermera:
Y la enfermera le respondió:
―Tiene usted razón. ¡Vaya semanita!
[MJL11] Lo mejor de todo es que creo que voy a llevar una vida más tranquila. Menos
mal. A esta edad lo que necesito es calma.
Vaya calambur, me voy a onomatopeyar una anáfora antes de que el paíndromo me alitere la anáfora. Vaya día!
ResponderEliminarMe parece oxímoron. Tómatelo con prosopopeya... :-)
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