Loft is in the air
Xabi Bonilla
En Barcelona nada sorprende. Ya no inventamos nada
y tenemos que recurrir a replicar lo que hacen mentes más creativas para añadir
emoción al asueto. La moda de la comida ecológica dio paso a la italiana
filosofía del slow food y ahora, el
concepto eat with combina todas las
modas anteriores en un original formato: comer en casa de un cocinero de muchísimo
nivel.
Ése es el caso del chef Xabi Bonilla. Donostiarra
de nacimiento e hijo adoptivo de Tudela, nos abre las puertas de su acogedor
loft. Bueno, a decir verdad es Àngels, una alumna aventajada de Xabi a la que
ha convertido en tía adoptiva, quien nos invita a pasar a ese santuario de los
sabores y olores que es el hogar de nuestro chef
du jour.
Xabi y su pinche, Àngels
Es un espacio amplio que gira alrededor de un
misterioso epicentro: la cocina. Allí esta Xabi en todo su esplendor. ¿Por qué
es misterioso? Porque aparentemente hay más cacharros que alimentos y uno se
pregunta si habrá suficiente pitanza si vienen todos los que tienen el cubierto
dispuesto en las mesas del local.
La creatividad de Xabi está a años luz de la media
y eso se ve al dar tres pasos dentro de su loft. Ha combinado este concepto
relativamente moderno de vivienda con los muebles que tenían sus padres cuando
Xabi era pequeño, incluida el alma mater
del mobiliario: la mesa del txoko. El resto de muebles tienen aires de antaño y
vida para largo, la cubertería es la de la familia y lo mismo sucede con la
vajilla. Si el comensal es medianamente talludito cualquier detalle le evocará sus
tiempos de juventud.
Los muebles de la casa familiar de Xabi Bonilla
Xabi tiene once comensales esta noche, pero la
atención que nos dispensa a cada uno nos hace creer que somos su único cliente.
¿Cómo lo hace? Éste es otro misterio.
La misteriosa cocina de Xabi
Empieza la fiesta con un aperitivo: queso de vaca
con mermelada de pimiento y queso de oveja con mermelada de calabaza.
¿Pimiento? ¿Calabaza? ¡Qué combinación más acertada! Pruebo con reticencia la
mermelada de pimiento y explota en mi paladar un sinfín de sabores que relajan
mi rostro.
Queso de vaca con mermelada de pimientos y queso de oveja con mermelada de calabaza
Llega el primer plato: bacalao desalado con
sardinas ahumadas bajo una lluvia de pepinillo, tomates confitados y cebolleta
y acompañado de paté de olivada. Uno lo prueba y desea que el plato no se acabe
nunca. El bacalao estaba en su punto de desalado, las sardinas, ahumadas por
Xabi, invitaban al recreo, y lo demás… sólo era la guinda. Resultado: platos
limpios como patenas, mojamos pan hasta dejarlos relucientes.
Bacalao desalado con sardinas ahumadas, encurtidos, tomate confitado y olivada
Sigue la fiesta y ahora nos damos cuenta
de que tan sólo haber llegado hasta aquí compensa haber vivido la experiencia.
¡La exaltación de la alcachofa! Alcachofas confitadas con huevo de codorniz,
hinojo, polvo de jamón, mayonesa de trufa negra con aceite de trufa blanca y
setas salteadas de temporada. Antes de hincar el tenedor nos embelesamos en los
olores que el plato emanaba y se produce la segunda regresión a la infancia. No
esperábamos menos de un tudelano: las alcachofas estaban bordadas. ¿Cómo puede
ser que consiga extraer todo el sabor de las verduras sin hacerles perder la
frescura, la textura y el color? ¡Increíble! No tengo palabras para describir
este plato, pero probarlo es un must,
uno no puede irse de este mundo sin probar las alcachofas de Xabi. De ninguna
manera.
Otro plato que vuelve a cocina lanzando destellos.
La joya de la corona: Alcachofa confitada con huevo de codorniz
La alcachofa con todos su acompañamientos
Siguiente plato, esta vez capricho naranja: un
ravioli de calabaza relleno de delicias de pato.
¡Qué bien huele! Sobre un lecho de salsa de zanahoria y naranja: sublime y coronado con salvia
en témpura. Un plato pequeño que comemos a pequeñas porciones, intentando
desgranar cada uno de los sabores intensos y bien integrados. Ha caído el
ravioli, pero aún nos queda la salsa. ¿Cómo la hará este hombre? No
es normal que esté tan buena…
Por desgracia, se acaba el plato; por suerte,
llega otro igualmente prometedor. En este caso: meloso de ternera con espuma de
patata, plátano frito y flor de guisante. No es broma: realmente la carne es
melosa, se deshace simplemente al cortarla. El sabor, excelente. La salsa que
la acompaña no se puede explicar. La carne, mezclada con la espuma de patata,
mejora.
Y llega el postre: tarta de manzana en varias
texturas: manzana asada, crema de manzana, espuma de manzana, manzana troceada…
digestiva y riquísima.
Xabi nos da permiso para hacer una larga sobremesa
y la hacemos, aunque no muy larga. Comentamos cada uno de los platos y
revivimos la experiencia. Nuestro chef nos avisa de que cada mes cambia los
platos, y que los menús a veces son temáticos, a veces de temporada, es decir:
aún no nos hemos ido y ya tenemos ganas de volver.
Nos ha quedado claro que Xabi sólo compra productos
de la mejor calidad, de fuentes de confianza, al igual que los vinos, que sólo
los recomienda si los elaboran sus amigos. Y bien acertados están, pues los
dos que probamos eran plusquamcorrectos.
Sin duda, muy recomendable. Antes de salir del
loft Xabi Bonilla gozaba de buen predicamento. Conforme pasan las horas,
consolidamos la opinión de que es el number
one en lo suyo, por su perseverancia, por su conocimiento, por su juventud,
por su valentía al mezclar sabores y conceptos, por su inquietud en crear
combinaciones sorprendentes, por su buen humor, por su discreta seguridad, por
su pasión en su trabajo, por su incesante búsqueda de la perfección...
¡Te auguramos un futuro brillante, tudelano!
La vida a través de una garnacha blanca es mucho mejor
No hay comentarios:
Publicar un comentario